Decantación

Ayer no toque el agua con el cuerpo, lo hice un poco antes de la 1:00 a.m.
Sin pensarlo, mi piel te sostuvo durante más de 24 horas, sostuvo mi piel apacible tus jugos inmortalizados que todavía se conservan en mi cabello, en la lengua de la memoria, en las paredes y las baldosas que pisamos una y otra vez, descalzos, desnudos y excitados.
Jugos inmortalizados como tatuajes hechos con las pulpas de las mandarinas, hechos también con el sumo de la fruta que más disfrutas, con saliva, orina, sudor y semen.
En el beso dado combinamos el deseo para saciar nuestro apetito carnal.
Arrodillada ante ti, recibiría a cualquier hora la lluvia que provees con generosidad, me emborracharía todas las noches bebiendo los fluidos que emanan de tu cuerpo, ese cuerpo destacado y genuino que inquieta con sus talentos y sabiduría. Me quedaría a tu lado, postrada, mansa y sedienta, esperando el aguacero, dulce avalancha que solo tu cuerpo sabe darme.

Para los días de encierro y ocio, las elegí para ti, intenta escuchar a todo volumen.

Deja un comentario